Martín Rivera Alzate
@riveraalzate
Las elecciones no estuvieron raras, los resultados sí. En la sede del Partido de la U me imagino tenían toda la parafernalia lista para salir a gritar a los cuatro vientos que la paz es el camino y otro gobierno de Santos es necesario para llegar a ella. Ni el más pesimista de los santistas se imaginaba que el gran ganador de la jornada iba a ser Uribe, personificado en Oscar Iván.
Los ánimos están caldeados y si lo que vimos en las últimas semanas nos pareció grosero, preparémonos para tres semanas llenas de escándalos y peleas. Puro amarillismo político listo para ser explotado por todos los medios de comunicación y digerido por los colombianos. Preparémonos para vivir la campaña más sucia de la historia política del país, muy por encima del Proceso 8.000. Santos no va a dejar tan fácil la presidencia y es muy difícil que el uribismo se mantenga tan vigente cuatro años más, este papayazo lo tienen que aprovechar.
Pero miremos los números.
En primer lugar hay que reconocer que los paros agrarios le dieron muy duro al presidente. En Boyacá y Huila el ganador fue Zuluaga con el 30,1% y 46,4% respectivamente. En esos mismos departamentos quedó de segunda Clara López, quien en teoría es la que más se identifica con los campesinos y Santos, en los dos casos, quedó de cuarto con el 16% y 11,4% respectivamente.
El malestar agrario es evidente y el costo político muy alto. Vale la pena resaltar que Zuluaga ganó en todos los municipios del Huila, un departamento fuertemente uribista o por lo menos profundamente antisantista.
En los departamentos con presencia histórica de las FARC, Cauca, Caquetá y Putumayo hubo división. En el Cauca y Putumayo Santos ganó con más del 38% en los dos casos contra el segundo lugar de Zuluaga en el Cauca y tercer lugar en Putumayo. Por los lados del Caquetá (departamento de San Vicente del Caguán), Zuluaga sacó el 51,7% muy por encima del pálido 16,7% de Santos. Sin embargo en Cartagena del Chairá, municipio muy golpeado por el conflicto armado, Santos quedó de primero con un virtual empate junto a Clara López (27,5%) y Zuluaga quedó de tercero con una votación muy cercana a los otros dos; 25,1%.
No hay consenso entre la negociación o la confrontación. En el Cauca es evidente que los habitantes prefieren que el diálogo llegue a buen puerto. Esa diferencia porcentual es una clara muestra que no quieren más conflicto armado. Sin embargo, por los lados del Caquetá es claro que no confían en la apuesta del presidente por el Proceso de Paz y quieren volver a tiempos pasados en donde el fusil era la ley. País complejo y sociedad fragmentada.
Abstencionismo
El país llegó al 60% de abstencionismo, una cifra desconsolante. No solo porque el ganador no tiene legitimidad absoluta sino porque demuestra que la gente en general está hastiada de la clase política. Están los mismos con los mismos replicando malas mañas. Si seguimos así como sociedad nos va a terminar pasando lo de la familia Buendía en Macondo: le saldrán colas de cerdo a nuestros hijos por tanta endogamia. En Colombia las instituciones son verdaderamente débiles y la confianza por lo público es casi nula. He ahí la muestra de la abstención. Solo un outsider –que sinceramente no se de dónde pueda llegar- podría cambiar esa tendencia.
Bogotá
Oscar Iván: 22,1% Clara López: 20,4% y Juan Manuel Santos: 18,1%. ¿Peñalosa? En Peñalisa. No se vio por ningún lado.
Lo de Bogotá es delicado. Estos resultados muestran a una ciudad indudablemente polarizada. De todos los candidatos los más antagónicos fueron Zuluaga y López pero a la vez encabezaron los resultados de la capital con un margen muy pequeño. El mensaje es contundente por parte de Zuluaga a Santos: “acá mando yo”. En las otras toldas se reinventa el Polo Democrático, el mismo que tan golpeado quedó por el gobierno de Samuel Moreno. En cara a la elecciones locales de 2015 Clara López ya hizo la parte más difícil de la campaña: darse a conocer. Ya se empieza a conformar el partidor electoral del próximo año y ella quiere repetir la fórmula de Petro: lanzarse a la Presidencia para ganar la Alcaldía
El perdedor de la jornada, sin lugar a dudas y lo confirma su silencio, fue Enrique Peñalosa. Pasar de ser la posible tercería que pudiera ganarle a Santos o Zuluaga a ser la última votación y un cuarto lugar en Bogotá, en teoría su fortín político, es una clara muestra de malas decisiones de estrategia y un discurso que no cuajó. Es una verdadera lástima pues ni siquiera está fortalecido para las elecciones de 2015, cosa que uno hubiera pensado viable como Plan B. Ojala me equivoque, pero me atrevería a decir que se le acabo la carrera política a Peñalosa y entrarán sus herederos: Luna, Parody, Pizano etc.
Reflexiones finales
A juzgar por el triunfo del Frente Nacional francés en Europa, la situación de Crimea entre Ucrania y Rusia, el Amanecer Dorado de Grecia o el refrendo de Cataluña, el discurso nacionalista, dogmático y pro Fuerzas Armadas está calando y está calando muy fuerte. La representación de esta ideología política en Colombia es sin duda alguna Alvaro Uribe Vélez, y siendo él el gran triunfador de la jornada electoral de hoy hay que reconocer que su estrategia funcionó y logró hacer lo que mejor sabe hacer: polarizar. El discurso nacionalista como instrumento político fue el que se impuso y lo que se viene es muy delicado.
Por otro lado, el presidente Santos está dispuesto a hacer lo que sea por no perder en segunda vuelta, y tiene una chequera a su disposición para hacer lo que sea necesario. El costo (económico y político) de la reelección va a ser muy alto disfrazado de paz. Se rifarán las notarías, ministerios, embajadas y direcciones en las próximas semanas. Sin embargo, en el fondo, la votación del 15 de junio no va a ser por la paz, sino un referendo de amor u odio por Uribe Vélez.
Ciudad, política y fútbol 